Como sabéis, J. K. Rowling no podría haber escrito todas las millones y millones de copias. Se hicieron en una fábrica. Pues, para que ningún trabajador se enterara de lo que va el libro mientras que se hacían las copias, la fábrica tenía que estar a oscuras, así no podrían leer ni ver nada.
Cosa extraña, pero real.
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